sábado, 24 de julio de 2010

Cuatro

Ha volteado la vista. Viene hacia nosotros.
Desvía la mirada y finje que la llevas más allá de la tienda, a la ventana trasera, has como si quisieras pescar las casas que no alcanzas a ver. Soslaya. El pobre supone que sus lentes le ayudan a fingir que no viene hacia nosotros pero, su actitud lo delata. Tantas veces las actitudes y gestos defraudan a la palabra, incluso a la mirada. No sólo la mirada delata, pero él confía demasiado en ella. Ahora aprieta los puños, frunce el labio, camina como si fuera agente de película del 007 ¿Lo notas? ¿No es gracioso? ¿Sospechará que nos burlamos de él? Yo siempre he pensado que la burla fina es una buena manera de hacerle notar al otro que está mal, pero ese es un desconocido, podría estar enojado, muy enojado de vernos tirados de risa. Además, la fineza ya la perdimos hace tiempo.
Quizá tiene un gas pimienta en su bolsa y por eso acaba de meter la mano en ella. Lo sacará y nos lo rociará en la cara como para decir "No cuchicheen, comadronas pendejas" Nos reiremos y diremos que estábamos contando chistes colorados o recordando ligues pasajeros o algo así y que pensábamos "seriamente" en ir a la tienda por unas cervezas, o ¿qué bebida te gusta? Mira te está señalando, pero que falta de respeto a la moral individual ¿Corremos o resistimos...?

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